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Hong Kong y Plaza Tiananmen: una lucha contra el olvido

Si pensamos a las protestas de Plaza Tianamen, no podemos no recordar la imagen de ese hombre que, solo y sin armas, intenta detener una cola de carros armados del ejército chino. En realidad, esas protestas han sido mucho más que una foto en los periódicos y todavía dejan su huella en la China de hoy, sobretodo con el empeoramiento de las relaciones entre el gobierno central y los activistas de Hong Kong. De hecho, mientras en el resto de China conmemorar ese evento estaba prohibido, hasta ahora en Hong Kong miles de personas solían organizar una vigilia para encender una vela y recordar lo que había pasado. Era el único evento público en toda China para honrar la masacre de Plaza Tiananmen. Sin embargo, en los últimos años la autonomía de esta ciudad se ha ido reduciendo y ya en 2020 el gobierno chino lo había vetado alegando motivos relacionados con la pandemia. A pesar de esa prohibición, los activistas de Hong Kong se mobilizaron igualmente y por eso este año se ha decido emplegar la mano dura: 7.000 agentes fueron desplegados en la ciudad y antes del aniversario uno de los organizadores de la manifestación fue arrestado, acusado de promover una asemblea no autorizada... pero ¿qué pasó en plaza Tiananmen? ¿Y por qué es tan importante recordarlo?



Todo empezó cuando, el 15 abril de 1989, se murió el ex secretario general del Partido comunista chino (PCC), Hu Yaobang, un político que junto a Deng Xiaoping había impulsado la reforma económica y sostenido las condenas de la Revolución cultural, terminando expulsado del partido. Miles de estudiantes marcharon espontaneamente en la plaza pidiendo su reabilitación a nivel político, además de mayor democracia y libertades. Pronto, las protestas se difundieron de Pekín a diferentes ciudades chinas , hasta llegar a Taiwan y Hong Kong. Sin embargo, el ejército y una parte mayoritaria del PCC no la vieron tan positivamente: de hecho, el primer ministro Li Peng y Deng Xiaoping temían que ceder a las demandas de los manifestantes hubiera dificultado el proceso de apertura del mercado chino. El 13 de mayo, entonces, los estudiantes empezaron una hulga del hambre y, a pesar de los númerosos intentos de censura, la visita del ruso Gorbačëv dio visibilidad internacional a las protestas. En estos días, el diálogo y la solución pacífica han estado sobre la mesa, pero solo por poco tiempo ya que el 19 de mayo la linea más dura del partido prevaleció y se declaró la ley marcial: el ejército llenó la capital y la situacíon degeneró en una guerrilla entre fuerzas del estado y manifestantes. La derrota de los activistas llegó el 4 de junio y cuenta con un número de victimas indefinido, que va de 400 a 2500.


Desde ese momento la censura china sobre el tema fue siempre muy estricta, ya que intentó borrar toda mención de lo sucedido y realizó uno de los mayores actos de amnesia colectiva. En este período, de hecho, el acceso a la plaza está prohibido y aumenta la vigilancia hacia colectivos comprometidos, como los activistas de derechos humános. En Hong Kong, en cambio, todo eso es nuevo y la gente intentó recordar el evento a su manera, a pesar de tener que renunciar a la vigilia. Muchos, por ejemplo, encendieron una vela o la linterna del móvil a las ocho de la tarde; otros depositaron flores o mostraron carteles de protestas para contrastar este tipo de damnatio memoriae. De todas formas, es probable que, si China sigue reforzando su control sobre la ciudad, la única forma con la cual los ciudadanos de Hong Kong tendrán que recordar ese acontecimiento será por si mismos, sin grandes actos públicos.



Lo de China y Plaza Tiananmen es solo uno de los tantos ejemplos en lo que la politica intenta borrar y rescribir la historia. Sintiéndolo como algo lejano, puede ser que tengamos la tentación de no darle mucha importancia, porque, total, no nos concierne. Sin embargo, es importante no darle las espaldas a esos detalles porque de tanto tolerar vamos a terminar aceptando cosas mucho peores, como de hecho ya hacemos, solo basta con pensar en los campos de concentración en Xinjiang. En Europa, hablar de memoria histórica ahora es algo normal, pero no siempre lo ha sido: hace un tiempo, en España, hablar del franquísmo no era algo tan común. La verdad es que no es fácil para ningún País aceptar y admitir los errores más monstruosos, pero hacerlo alimenta la democracia y permite mejorar. En cambio, borrarlos y querer imponer la idea de ser la nación perfecta, ¡eso es lo que más daño hace! Por eso, quizás, los activistas de Hong Kong luchan tanto para poder prender una vela el 4 de junio: la indignación que se siente al pensar que algún día alguien murió por expresar sus ideas es un gran impulso para el deseo de cambio en un País donde el camino para la garantía de los derechos humanos es todavía muy largo.


Articolo a cura di: Laura Tondolo


1) La protesta di piazza Tienanmen, 15 aprile 2019, www.treccani.it

2) Arana, Prohibido recordar Tiananmen, 4 junio 2021, La Vanguardia



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