Frida: paloma para siempre
Hay almas que nunca mueren, que nunca se van realmente de nuestra tierra. Dejar una huella para quedarse, para permanecer siempre en la memoria de los otros: esto lo consiguió Frida Kahlo. Hoy celebramos la vida de una de las mujeres más influyentes del siglo XIX.

Nació el 6 de julio de 1907, en el barrio de Coyoacán en México DF. Su familia, especialmente su padre Guillermo y su hermana Matilde, era muy importante para ella, así como lo fue su marido, el célebre Diego Rivera. Su vida, su entera existencia, han sido llenas de eventos desafortunados: el día en el que ocurrió el accidente en el autobús, su poliomielitis, su matrimonio borrascoso. Al ser sinceros, quizás que sin estos, no tendríamos las obras que tanto admiramos hoy.
La llave para leer a las pinturas de Kahlo es la empatía: comprender los sentimientos y los sufrimientos de una mujer que en su vida luchó sin quedarse un solo minuto libre. Una mujer que se convirtió en un símbolo de libertad y sufragio, una visionaria en tema de los derechos humanos, que nunca renunció a su tierra madre. Además: rica de carisma y talento, de belleza, de agudez e ingenio, una voz fuerte imposible de callar. Y, como si fuese broma del destino, al lado de un alma infrangible, un cuerpo enemigo, traidor e infiel, enfermo desde su primeros años de vida.
«No quiero un amor a medias, rasgado y partido por la mitad. He luchado y sufrido tanto que me merezco algo entero, intenso, indestructible».
El amor ha sido siempre un punto importante en la vida de Frida. Atormentado pero intenso: a su Dieguito le dedicó palabras y obras que siguen siendo entre las más importantes de su carrera. Sin Diego, no existiría Frida. Y por lo anacrónico que pueda aparecer, los dos estaban ligados por un sentimiento indisoluble, secreto de la intensidad con la cual vivieron su matrimonio.
«Te amo más que a mi propia piel»
Frida Kahlo tiene como fil rouge de su existencia vivir todo a lo máximo posible, de ahí que vivir entre los extremos no era considerado. Todo o nada. Al admirar “Columna rota” se entiende perfectamente el dolor. Lo mismo para “Henry Ford Hospital” donde la agonía del aborto se queda muy clara. ´
Frida Kahlo era esto: una mujer con una capacidad increíble de comunicar y establecer conexiones profundas a través de sus pinceladas. Pinceladas que fueron, al mismo tiempo, cárcel y libertad. Vida y muerte. Vida O muerte.
«Enamórate de ti, de la vida y luego de quien tú quieras».
Articolo a cura di: Victoria Pevere