¿Cómo viajaremos después de la pandemia?
Soy azafata de vuelo y, en este período, temas como el turismo, las relaciones humanas y los viajes en general son protagonistas de mi vida. Por cierto, como soy una persona que siempre fue libre y nunca habría pensado que le quitaran su libertad, el viaje es una parte central de mi día.
Hay que especificar mi definición de viaje como cualquier desplazamiento físico y cualquier trabajo mental que sea orientado al pasado o al futuro. Entonces, los viajes de la cabeza también son importantes - por mi parte, la mía viaja todo el tiempo. Ahora mi pregunta es: ¿después de este cambio tan radical del estilo de vida del ser humano contemporaneo, la gente tendrá miedo a viajar? O tendrá unas ganas que nunca había tenido antes?

La experiencia de los italianos con el año 2020, nos enseñó que la opción más probable es la segunda. De hecho, se acusó una crisis económica importante, y los efectos sociales individuales de una cuarentena total de tres meses se hicieron sentir. Sin embargo, desde julio hasta noviembre mis vuelos han estado llenos, como si hubiera sido un año normal. Por lo tanto, primero hemos demonstrado que la naturaleza del ser humano es vivir emociones y hacer frente a sus miedos, así como que nuestro espíritu de adaptación y de conservación siempre son más fuertes de lo que pensamos.
Por otro lado, en 2021 se podría pensar que después de un año en casa y dos poderosas olas de virus, el miedo ha crecido, mucha gente ha perdido la esperanza y prefiere renunciar a salir de casa, sea para proteger a si misma y a los demás, sea por nueva costumbre.
Pero bueno, de sociología y psique humana dejaré que hable quien conoce. Aquí, lo que puedo y quiero tratar es cómo moverse. ¿Cómo viajar después de un trauma tan grande, con menos dinero y más conciencia de su propia salud?
Para mí, el tema más grande es cómo hacer para que no se pierda la parte animal del ser humano. Intentar no tener miedo a las personas, a pesar de que el contacto físico es limitado. Recordemos siempre que las personas primero son alma, cabeza y pensamientos. No hay que tener miedo a buscar el contacto con los demás cuando se viaja, porque la parte más importante y preciosa de cualquier experiencia es siempre la relación. Tomar precauciones y preservar la salud es primordial, pero también lo es relacionarse e intercambiar experiencias y emociones.
Por lo que concierne el miedo al contagio durante el desplazamiento físico, seguro hay que poner más atención que antes, pero sin exagerar. Por cierto los medios de transporte públicos no siempre están limpios, ya que millones de personas pasan por ahí, pero bastan pocos cuidados: primero, tener un desinfectante de manos en el bolso es fundamental. Segundo, no hagas tonterías, como quitarte los zapatos, tocar los lavabos, comer de los platos de otros, aunque aquí estamos tratando de sobrevivencia básica. Tercero, ahora que la mascarilla hace parte de nuestros días, nunca te la quites. Y cuarto, relájate: la presencia de un virus no tiene que apagar nuestro espíritu y matar nuestras vidas!
Ahora, el factor monetario. Como ya he escrito en mis otros artículos, el viaje no debe ser costoso. Hay maneras para viajar barato y uno de estos, a parte comprar el ticket por adelantado (y durante la noche), es alojarse en lugares humildes. La humildad es lo básico para viajar bien, y además de plataformas digitales como Workaway, de la que ya he escrito, tenemos Couchsurfing, que permite alojarse gratuitamente en casa de alguien, gozando a la vez de una cama para dormir y de una experiencia humana y social con gente del lugar.
Con la experiencia del año pasado, corremos el riesgo de una pérdida de confianza recíproca, y la confianza y el intercambio de amor son indispensables para un viajero. Lo importante es combatir, para que después de esta prueba intensa la humanidad gane, el miedo pierda y se construya una nueva red de culturas con mayor consciencia.
Articolo a cura di: Bianca Petrucci